miércoles, 26 de diciembre de 2012

Reportaje Escola de cuina Terra d'Escudella

 Podeis ver el reportaje de Terra d'Escudella en:

http://comunicacionempresarial.net/entrevista.php?ide=2249

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Ha llegado la Navidad



LA MESA DE NAVIDAD

Llega la Navidad, tiempo de reunirse con la familia y de degustar en nuestra mesa los platos más exquisitos. Para ello nada mejor que demostrarlo con nuestras mejores creaciones culinarias, comprando materias primas de primerísima calidad y con perfectos puntos de cocción.
                Cataluña cuenta con una gran variedad de productos, muchos de ellos protegidos con DO., que son garantía  de sabor natural. De esta forma satisfacemos a los paladares más exigentes, aunque en la mayoría de casos sean preparaciones tradicionales y artesanales.
                Las pulardas asadas y rellenas de compotas navideñas, los pavos asados, los corderos, los medios cochinillos y las presas ibéricas son los cortes y productos que en estos días ocupan nuestras mesas.
                De entre todas podemos destacar la pularda, ave muy apreciada en la alta gastronomía. Se trata de una gallina muy joven, de seis a nueve meses, con una carne de sabor delicado y buen tamaño. Se suele rellenar de los mejores ingredientes, sirviéndose tanto caliente como fría.
                El pavo es otro producto de estas fiestas, oriundo de México, llegó a Europa el primer tercio del siglo XVI a través de los jesuitas. En aquella época se convirtió en una exquisitez de la gastronomía, sólo reservado para la monarquía y la alta sociedad. Sólo un tiempo después comenzó a asociarse su consumo a la Navidad
El cordero, el cochinillo y la presa Ibérica, son otras de las posibilidades junto con el cuarto de lechal asado. El Cordero lechal es el que aún no ha sido destetado. Suele tener entre 4 o 5 semanas y su peso oscila entre los 5,5 Kg. y los 8 Kg. Es un plato típico de la cocina castellana. El cochinillo es un plato típico de Castilla, especialmente Segovia, donde pueden encontrarse auténticos templos gastronómicos dedicados a su degustación. La presa de cerdo ibérico es uno de los mejores cortes de este animal, que por su sabor, textura y color sonrosado se ha convertido en una propuesta gastronómica de plena actualidad
El capón es el gran bocado exquisito, con una historia asociada a los señores feudales y ricos hacendados. El capón es un pollo de corral que ha sido castrado cuando tiene un mes de vida Así se facilita su engorde y que su carne sea mantecosa y delicada.

 CINCO MITOS CON HISTORIA

 El Arbol


Es costumbre antiquísima infundir un valor mítico y espiritual al árbol. Adornar el árbol es costumbre de todas las culturas, de todas las geografías, en general de todas las familias. Llevar los árboles al pueblo y a casa en las fiestas de Diciembre, es un acto que realizamos desde que somos pequeños, y que nos llena de felicidad. Todos los adornos naturales del pesebre, - nuestra costumbre del tió - el tronco dispensador de regalos, la reproducción de la naturaleza del Belén, todas tienen el mismo fondo, la Navidad.
El árbol de Navidad coexistió durante bastante tiempo en Alemania con los belenes, pues de hecho, las figuras de nacimiento más antiguas que se conocen son germanas. Con el tiempo y la llegada del protestantismo, se tendió a eliminar el belén en favor del árbol. Incluso se inventó un leyenda que quería ligar el antiguo abeto de las selvas germánicas, adornado en los solsticios, con un hecho acaecido a Martín Lutero. El severo reformador, la noche de Navidad, caminaba por el campo bajo un cielo glaciar y sereno, entre los árboles nevados y adornados con carámbanos que brillaban a la luz de la luna. Llegado a su casa, muy impresionado, cogió un pequeño abeto e intento reproducir lo que había visto, usando unas cintas brillantes y velas. La leyenda es graciosa, llena de un delicado amor por la naturaleza, pero posiblemente inventada. Sea como fuere, con el protestantismo, el árbol pasó de Alemania a Escandinavia, y de allí  a Inglaterra y Francia.
Existe constancia de la llegada del árbol de Navidad a Inglaterra, pues lo llevó a las Islas, por primera vez,  para el palacio de Buckingham, la reina Carlota, esposa de Jorge III, que reinó de 1760 a 1810. Todavía hoy, la ciudad de Oslo envía un gran árbol de Navidad a Londres como atención municipal, que se erige e ilumina en Trafalgar Square. A nosotros nos ha llegado en fechas recientes esta tradición anglosajona.
 

El Belen



Como es sabido, el Belén –que los italianos llaman presopio, palabra que deriva, como la catalana pessebre y la castellana pesebre de la latina praesapio, que significa comedero de animales domésticos – es uno de los símbolos más tradicionales de la Navidad. Aunque en castellano también significa nacimiento, normalmente se prefiere la palabra Belén, homónima del lugar geográfico donde nació Jesús., para designar esta representación popular y sacra.
También es sabido que, por tradición, el primer belén se debe a San Francisco de Asís, según cuenta San Buenaventura. Sin embargo, el historiador, Mariani, quiere ver en esta costumbre una reminiscencia de las pequeñas imágenes de los Dioses lares protectores del hogar que se guardaban en los altares domésticos de las casas romanas, que se perpetuaron hasta luego con las representaciones del nacimiento de los cristianos. Yendo un poco más lejos, con estas teorías, el doctor Norbert Montl, arriesga las hipótesis de que algo parecido existía en la época prehistoria en la antigua Germanía. En los periodos solsticiares, según este historiador, existían pequeñas estatuillas de dioses protectores, con las que construían pequeñas representaciones propiciatorias.
El belén propiamente dicho llega a nosotros en el siglo XVII-XVIII. En el área catalana-meditarránea del país, especialmente, de un modo marcadamente popular y espontáneo. En Madrid, sobre todo adquiere su impulso, cuando el rey Carlos III hace construir el célebre Belén del Príncipe con figuras traídas de Nápoles.
                El mismo rey dirigía personalmente su construcción, y dibujaba los panoramas, los paisajes y diseñaba el atrezzo. La reina y sus damas se encargaban del vestuario de las figuras. De este nacimiento, que es uno de los más extensos conocidos, pues consta cerca de 6000 imágenes y personajes, muchísimas de ellas de los grandes y afamados constructores valencianos Esteve i Ginés vino la moda de los grandes belenes de salón de la corte Española. Son pues tradiciones relativamente modernas.

El Turrón


El turrón es uno de los alimentos más típicos de la repostería en navidad, tiene más de 500 años de antigüedad. Una de las des primeras menciones escritas que hacen referencia al turrón se encuentra en la obra del dramaturgo sevillano Lope de Rueda, Los lacayos ladrones, publicada en 1541.
El turrón es hoy nuestro aporte navideño por excelencia. Desde su procedencia levantina se ha extendido, con la autoridad de su exquisitez, al resto de España. De ello no debe hacer algo más de un siglo, puesto que aun se conservan las dulcerías tradicionales de las regiones: los arroces con leche asturianos, las filloas gallegas, los buñuelos y alfajores andaluces, los mazapanes de Cádiz.
En 1582, un documento del municipio de Alicante indica que “de tiempo inmemorial, encada año, dicha ciudad de Alicante, acostumbra, para fiestas de Navidad, pagar sus salarios, parte en dineros y parte en un presente que se les da, de una arroba de turrones. También en una carta firmada por Felipe II en 1595 hace mención al turrón. Lo que si parece claro es que la costumbre de comer turrón en navidad se encontraba muy extendida en España en el Siglo XVI.
Como suele acontecer con todas estas delicias de renombre universal, la historia del turrón es muy complicada. Turrones existen en Italia, en Francia y en España. Algo muy parecido se toma en Turquía, la célebre miel turca. Los italianos creyeron durante un tiempo que el turrón era originario de Cremona, la bella cuidad de los constructores de violines, de los Garneri y de los Stradivarius. Decían que el origen del turrón – en este caso torrino-  debía buscarse en el banquete de bodas de Blanca Visconti con el lascivo y opulento Francesco Sforza, que se celebro en 1441 y en cuyo banquete se sirvieron estos dulces en forma de torreón, de donde se les llamo torroni. Afirmaban asimismo, que ya en Cremona, donde se celebró este banquete, se enviaban en época de los romanos estos dulces a la Roma Imperial.
La procedencia árabe del turrón la atestigua un manuscrito de cocina hispanoárabe del siglo XIII, donde viene una fórmula del turrón totalmente irrefutable. Dice así: “se pone un kail de miel de panal a fuego moderado hasta que se disuelva, entonces se clarifica y se vuelve al fuego, luego se bate con la clara de 25 huevos que se echan a la mezcla y se bate con una caña dulce hasta que se blanquee y se ligue. Entonces se echa una libra de almendras limpias de su cáscara y se sirve, si Alá quiere”.
En la Actualidad, España es el primer productor mundial de turrón, mazapán y dulces de navidad El proceso  e elaboración sigue siendo tradicional y aunque las tecnologías modernas facilitan su producción industrial, los maestros turroneros siguen guiándose por la misma receta de siempre, que ha pasado de padres a hijos.

 Para la elaboración del turrón duro o de Alicante, se cuece la miel en una olla de doble fondo a temperaturas de 140 ºC aproximadamente, se bate, se bate y se la añade azúcar y clara de huevo. Una vez alcanzado el punto de cocción deseado se le añade la almendra y la albúmina, continuándose la mezcla caliente hasta que el maestro turronero lo prueba y da por concluida la faena, llamada punto de melero.
La masa obtenida se estira en moldes y se cubre con una oblea, se corta en barras, se enfrían y se envasan al vacío para su conservación.
Para obtener el turrón blando o de jijona, después de batirlo se muele durante media hora y se pasa a las refinadoras para que quede totalmente pulverizado, se traslada a otro depósito donde se mezcla con otro pequeño mortero boixet). Se deja reposar durante dos días para que se endurezca, se corta y se envasa.
Resta cultura artesanal queda reflejada en la textura, sabor y aroma de los productos, que hace las delicias de los paladares más exigentes.

Materias primas
Las materias primas que se utilizan en la elaboración del turrón son muy variadas. A las almendras, la miel, el azúcar y la albúmina se le pueden añadir las avellanas, nueces, piñones, anacardos, pistachos, cacao, cacahuetes, nata café, frutas confitadas, limón, naranja…
Otros dulces protagonistas de la Navidad son el Mazapán, elaborado común mezcla de azúcar y almendra de calidad y los polvorones que se utiliza manteca  e cerdo para su elaboración.
La palabra turrón siempre fue ponderación de lo exquisito y en la segunda mitad del siglo XIX quería decir gaje excepcional, un cargo burocrático de favor y los negocios que se granjeaban con este cargo. En este sentido lo utilizó por ejemplo, Bretón de los Herreros, en la primera mitad del siglo XIX: “Aquí donde todos rabian por turrón turronero dice quien  dice español.”
 

El Cava


Antiguamente, cuando nuestros padres eran todavía unos niños – no podía comerse a placer en Cataluña el asado de Navidad – pavo, capón o gallina, si no le acompañaba un cava semiseco, que entones era conocido como champaña. No era quizás la manera más adecuada de subrayar las cualidades de un buen asado, pero en la persistencia de nuestros padres, siempre estará este extraño maridaje.
En la segunda mitad del siglo XIX, se desarrolló la industria champañera en distintos lugares de España, especialmente en Cataluña. Parece ser, que quién primero intento la vinificación champenoise en nuestro país fue el general Espartero, en la Rioja. Las primeras noticias de elaboración de espumoso en Cataluña datan del 1872, cuando Josep Raventós i Fratjó, entusiasta viticultor, emprendió la alegre aventura de ensayar el vino espumoso. Al parecer obtuvo un buen vino espumoso, que mejoró todavía más visitando Francia. Luego traspasó a su hijo, Manuel Raventós y éste fue el primero que puso en venta un vino espumoso Español. Quedaba así fundada una nueva tradición vinícola Catalana y surgía una nueva industria, que en menos de 100 años se transformaría en una de las más importantes de la región. La producción se extendió de la región catalana también a otras comarcas de la península Ibérica, como Valencia, Navarra o al Rioja. No obstante, hoy en día, el 93% de la producción  corresponde a Cataluña.
Cuando Francia consiguió “jurídicamente” el término “Champagne” o vocablo parecido, sólo podía aparecer en las etiquetas de vinos de esta región Francesa, los catalanes decidimos llamar a nuestro producto cava, que tanto en catalán como en Castellano, quiere decir la dependencia generalmente subterránea donde se guarda el vino. El cava, producto de la vinificación champenoise, se ha convertido en el vino que preside los brindis, que subraya con un espíritu ligero todas las fiestas y singularmente las de Navidad, donde estuvo su origen, acompañando con exquisita ligereza las densidad  de los asados.


El Roscón de reyes



Los historiadores no se ponen de acuerdo en el origen de este dulce que , tradicionalmente ocupa las mesas durante el día de Reyes en los países de tradición católica, y frente al que se reúnen niños y mayores esperando a ser agraciados con su sorpresa.
                Unas fuentes apuntan a las fiestas que, en honor al dios Jano, se organizaban en Roma, en las que se tomaban tortas redondas elaboradas con higos, dátiles y miel, que llevaban un premio en su interior.

Evolución de la rosca
Otros creen que el roscón es una evolución de la rosca que en el siglo XI, los franceses elaboraban para celebrar la festividad de “le roi de la fave” (el rey del haba) una rosca que llevaba una haba en su interior y quien la encontraba era coronado rey por un día. Por último están los que opinan que la tradición del roscón s remontan al reinado de Luis XV, el rey francés a quien su cocinero eslavo agasajó con un pastel “le gateau du roi” que incluía en su interior un medallón de diamantes
Sea cual sea su verdadero origen, el roscón de reyes fue una de las múltiples novedades introducidas en España por Felipe V, primer rey de la dinastía Borbón en España. En el siglo XVIII, los aristócratas hicieron suyo un dulce que, sin embargo, con el paso del tiempo se popularizó entre el pueblo llano, sobre todo en Madrid y Sevilla, lugares donde su elaboración alcanzó cotas de alta cocina

Haba o moneda
Una de las comunidades donde la repostería es todo un arte es Cataluña, donde comenzó a utilizarse el haba como sorpresa del roscón, y como símbolo del año nuevo. Con el discurrir del tiempo, el haba se sustituyó por una figurita y, en la actualidad muchos roscones incorporan ambos presentes.
Aquel que su pedazo encuentra la figurita tendrá suerte todo el año ya que. Como dice la leyenda tendrá la protección de los reyes magos, mientras que quien encuentre el haba estará obligado a pagar el postre.

Elaboración tradicional
En la elaboración de los roscones se utiliza mantequilla, huevos, harina, azúcar ralladura de limón y naranja y agua de azahar. Una vez obtenida la mezcla esta se somete a una fermentación larga, ano más de 28 º de temperatura, para conseguir acentuar su sabor. La decoración de fruta confitada, piñones y azúcarillo, le dan un aspecto tradicional que todos recordamos de nuestra niñez. A la hora de degustarlo, hay división de opiniones entre los que prefieren que estén rellenos o no. A los clásicos a base de crema pastelera, nata y trufa, se les suman nuevas innovaciones.


LOS GUISOS DE NUESTRA TIERRA Y LA NAVIDAD


La Cocina Española es tan rica como las materias primas que nacen en su tierra. Ahora comentaremos 17 suculentas recetas de Navidad, una por comunidad Autónoma de nuestra geografía. Son platos con solera y sabor popular, que se han transmitido de padres a hijos hasta hoy en día.

RECETAS CON AROMAS DE NAVIDAD


Las costumbres y los platos que se sirven en Navidad difieren mucho de una comunidad autónoma a otra, y más aún de un país a otro. En Cataluña y en casi todo Levante, la Noche buena casi no se celebra, en cambio el 25 de Diciembre se sirve un gran banquete, que empieza con una enorme olla o escudella (patata, col, carne de vaca, cerdo, gallina y cordero, tocino y butifarras). A continuación de esta ligera entrada se come pavo relleno. Al día siguiente, San Esteban, que también se celebra, se aprovecha el caldo de la escudella para hacer una buena sopa, seguida de los famosos canalones elaborados con las carnes sobrantes del puchero y del pavo. En Valencia y Murcia las carnes se sirven picadas y trinchadas con piñones en forma de grandes albóndigas ”pilotas”. En las Islas Baleares, el día de Navidad se conmemora con lechona o Pavo relleno. En el Centro de España tiene tanta importancia la comida de Navidad como la Noche buena. Pero por la noche, el menú consiste en coliflor, repollo, lombarda o cardo, seguido de bacalao o besugo y pollo o pavo. Al día siguiente se come cordero asado. En la Mancha, la caza prima sobre las aves de corral. Los extremeños, por ser los conquistadores, fueron los primeros en adoptar el pavo. En Noche buena lo sirven trufado, y antes, criadillas de la tierra y cardo. En Navidad hacen un arroz caldoso y la famosa caldereta de cordero. En Aragón y toda la Ribera del Ebro, toman cardo con almendras y jamón y después el ternasco. En la Andalucía marinera se sirve la sopa de pescado, pargo encebollado o pescados cocidos. Después una buena pepitoria de gallina o pollo. En el interior domina el caldo cocido con albondiguillas y después la famosa pepitoria de gallina o pavo. Los vascos, que hacen tan poco tiempo respetaban la vigilia de Navidad y tomaban coliflor o berza para empezar y después sopas de ajo con bacalao o besugo asado, hoy también han incorporado el capón o pavo relleno. Santander hace tanto honor al caldo de lacón como a la berza o a la caldereta. Los gallegos rematan la faena con los famosos capones de Villalba y la comida del 25 con un pantagruélico cocido de pollo, lacón, ternera, grelos, patatas y chorizos.


DULCES NAVIDEÑOS

Los populares turrones son de herencia árabe y tienen su antecedente en el alajú, cuya fórmula consistía en un azumbre de miel y una y medio de avellanas o almendras tostadas; mientras que los principales ingredientes son la almendra, ya sea entera o molida y la miel. El libro de Sent Soví, referente de nuestra cocina autóctona menciona ya que el siglo XIV existían vendedores ambulantes de turrones
                Un siglo más tarde las ciudades de jijona y Alicante se convirtieron en las capitales turroneras de España, que es como decir del mundo, ya que sólo hay preparaciones parecidas en algunos países de Hispanoamérica y el nougat del sur de Francia. Las formulas clásicas son el turrón de Alicante, conocido familiarmente como el duro, compuesto por almendras enteras y miel. El turrón de jijona en el que las almendras están molidas, y el de guirlache, una variante del turrón e Alicante que sustituye la miel por azúcar caramelizado y a veces se decora con confites de colores. El turrón de yema tiene un color amarillo como resultado de la adición de yemas a la masa de almendra molida y miel
El de Rajalmendra y el de Cádiz combinan el mazapán con al almendra o incorporan frutas confitadas
                El mazapán se compone de una masa de almendra, azúcar y una pequeña cantidad de clara de huevo que permite darle formas diferentes, generalmente animales que se doran en el honro. Es claramente inspiración árabe aunque se dice que fueron los napolitanos, y especialmente Catalina de Médicis cuando acudió a Francia (con un ejercito de cocineros) para casarse con el futuro rey de Francia, Enrique II, quien llevo la fórmula del franchipan, un dulce parecido al mazapán. En España tiene fama los mazapanes de Toledo, donde a pesar de ser un dulce estacional, se venden todo el año.
Los polvorones y mantecados son de origen andaluz y llevan ingredientes mucho más humildes. Los polvorones elaborados con harina tostada, manteca de cerdo y azúcar, que forman una pasta que tras la cocción en el horno se convierten en polvo en la boca, de donde reciben su nombre. Los mantecados tienen una textura más húmeda debido a la presencia de huevo entre sus ingredientes.


Otros dulces populares
Existe otra variedad de dulces navideños consistentes en masa de hojaldre rellena de almendra y yema, son las famosas hojaldrinas o empanadillas. El piñonates que recuerdan a los panellets de Cataluña, de masa de almendra  cubierta de piñones. Y no hay que olvidar los roscos de vino, rosquillas con la característica de estar aromatizadas con vino y anís.
El popular roscón de reyes no  tiene un origen claro, aunque se cree que es una variación de las tortas de las fiestas saturnales que consumían los nobles y plebeyos. Estas tortas debían llevar en el interior un haba y quien la encontraba se convertía en el rey o reina de las fiestas, tradición que se conserva en Francia. En Cataluña, el tortell de reís consiste una rosca de masa de levadura y frutas confitadas que también llevan sorpresa, pero el que la encuentra no se convierte en el rey, sino que está obligados a comprar otro roscón para compartir con al concurrencia Este roscón marca el fin de las fiestas.
El auténtico mazapán se prepara con una base de almendras recién picadas y reducidas a polvo. Es, sin duda, bastante trabajoso de hacer, pero merece la pena probar. Las almendras se pueden sustituir por nueces; en tal caso la masa tendrá un sabor muy particular. Para preparar el mazapán existen dos técnicas.
En la primera entra la cocción y requiere más tiempo para mezclar los ingredientes, pero al final la pasta resulta más fácil de trabajar. Para darse más prisa se pueden trabajar los ingredientes con ayuda de una batidora eléctrica, aunque este sistema crea algunas dificultades en el momento de utilizar la masa.
                Es preferible recurrir a la versión cocida para elaborar los dulces de mayor tamaño, y a la rápida para los cakes pequeños o para las tartas rellenas que requieran una capa sencilla de mazapán como cobertura antes de la cocción. En este caso, después de cubrir el dulce, se deja secare n un sitio ventilado durante una semana.


 

EL ARTE DEL REBOZADO


Una de las formas de cocción utilizadas habitualmente es nuestra cocina son las frituras. Un procedimiento sencillo pero que requiere una técnica precisa. Veamos cuales son las normas básicas para conseguir que los alimentos rebozados o empanados lleguen a la mesa crujientes, bien dorados y sin restos de grasa.
Para freír todo tipo de rebozados, con o sin huevo, empanados, preparados para buñuelos o simplemente enharinados deberán seguirse unas normas básicas para conseguir que la fritura sea todo un éxito.
El tipo de grasa a emplear variará según las recetas o las costumbres de cada lugar, siendo las más habituales: aceite de oliva o girasol, u otros, manteca de cerdo, margarina, mantequilla. También  se suelen mezclar entre si para rebajar la grasa de más personalidad o para obtener sutilezas y matices en el sabor y en el color.
La cantidad de grasa en la que se van a cocer los alimentos será abundante, de al forma que ellos mismos floten en ella. De esta forma ni se queman ni se ablandan, logrando un dorado uniforme.
Para freír adecuadamente, la temperatura de la grasa tendrá que ser muy caliente (cuando empieza a humear) e incorporar por tandas poca cantidad de cada alimento cada vez. De no ser así, la temperatura se enfría, resultando una cocción defectuosa y emborrachada en grasa.
Según el tipo de fritura, es conveniente colar y pasar por un paño el aceite o grasa, cada dos o tres tandas, con el fin de eliminar la materia sólida. Y residuos requemados.
Dependiendo del tipo de receta el tiempo de cocción variará, no sólo en función del producto base, sino también dependiendo el tipo de rebozado, empanado o envolvente., En ocasiones, es recomendable, freír en dos veces el mismo producto y en tiempos y temperaturas distintas.
Para evitar que se requeme el aceite, es aconsejable apagar o apartar del fuego la sartén o freidora, poco antes de terminar la última cocción
Una vez en su punto, se sacarán del recipiente los alimentos con ayuda de una espumadera o rasera, escurriendo bien y depositando en papeles absorbentes, especiales para cocina, para eliminar el sobrante aceite, al tiempo que se conservan calientes.
Si se dispone de una freidora doméstica con termostato, se podrán seguir las instrucciones del fabricante, en cuanto a temperaturas se refiere, siendo válidas las mismas recomendaciones anteriormente reseñadas.               
La técnica culinaria de los rebozados permite dar rienda suelta a la imaginación de cada uno, pues se pueden enriquecer de múltiples maneras utilizando todo tipo de harinas, no solo cereales, también legumbres, arroz, etc.
                Igualmente sucede con los empanados, pudiendo utilizar diferentes variedades de pan rallado, frutos secos molidos, semillas, masas, etc.
Asimismo, son susceptibles de ser aromatizados con toda clase de espacias, hierbas, esencias, y otros componentes que hagan de cada fritura una creación exclusiva y personal.
También se pueden rellenar antes o después de fritos con otros preparados o farsas.
La textura es asimismo controlable, obteniendo más o menos esponjosidad dependiendo de la técnica o receta utilizada.
Se ha logrado una buena fritura cuando los componentes de la misma quedan dorados uniformemente, crujientes y sin aceite o grasa.


 TÉCNICAS


Empanado

En un plato se pone huevo batido, como para tortilla, y en otro pan rallado. Se sazonan los ingredientes, cuando sea necesario se pasan por huevo y pan rallado, presionando ligeramente para que se adhiera bien la capa de pan rallado. A veces, antes del huevo se pasa por harina.

·                    Empanado con semillas de sésamo: Espolvoree un poco la harina con sal y pimienta en un cuenco profundo. Ponga unos 150 gr. de semillas de sésamo. Bata un huevo ligeramente en otro bol. Seque ligeramente el pescado, pase por harina y posteriormente por la clara de huevo, dejando que escurra el exceso. Seguidamente pase por las semillas de sésamo
·                    Empanado con Nori y pan rallado: Mezclaremos unos 100 gr. de  pan rallado con unas hojas de alga Nori previamente cortadas en trocitos.. Salpimentaremos aparte la harina y batiremos un huevo entero en otro bol.. secaremos el pescado ligeramente, enharinaremos, pasaremos por el huevo batido dejando que escurra el exceso y rebozaremos por el pan rallado.
·                    Empanado de cebollino y limón: Mezclaremos unos 100 gr. de  pan rallado con 6 cucharadas soperas de cebollino picado y una cucharada de ralladura de limón fina. Salpimentaremos la harina y batiremos un huevo aparte. secaremos el pescado ligeramente, enharinaremos, pasaremos por el huevo batido dejando que escurra el exceso y rebozaremos por el pan rallado.

Enharinado

Se sazonan los ingredientes y se pasan por harina, después se sacuden sobre un colador, para que pierdan el exceso, antes de introducirlos en aceite bien caliente.

Rebozado o la Romana.

Los ingredientes se sazonan, se pasan por harina, se elimina el exceso y se bañan en huevo batido antes de freírlos.


PASTAS PARA REBOZAR


Sencilla
Se pone la harina tamizada y la sal en u cuenco. Se hace un hoyo en el centro y se le añade el agua y el aceite, mezclando hasta que obtenga una consistencia de nata espesa.

Proporciones:
§     100 gr. de harina (La cantidad de harina es orientativo ya que dependerá del tipo utilizado)
§     Pellizco de sal
§     1 cucharada de azúcar en polvo
§     2 cucharadas de aceite
§     150 gr. de agua fría.

Con claras montadas
A la mezcla anterior de se añaden 2 claras de huevo montadas a punto de nieve, con movimientos suaves para que no pierda volumen



Otra variante sencilla
               
               Proporciones:
§     240 gr. de harina (La cantidad de harina es orientativo ya que dependerá del tipo utilizado)
§     Pellizco de sal
§     1 huevo
§     375 ml de leche

Si se deja reposar la masa espesará ligeramente, añadiremos más agua o más leche para devolverle la consistencia original. La masa sin agentes leudantes se conserva tapada  en la nevera hasta dos días. La masa con agentes leudantes debería usarse justa después prepararla. De no ser así perderá fuerza y el rebozado no será tan esponjoso.
                Tamizaremos la harina y la sal en un cuenco y abriremos un hueco en el centro. Echaremos un huevo en el entro y batiremos ligeramente. Iremos incorporando la leche poco a poco batiendo hasta obtener una masa fina. Añadir más leche en caso de necesidad.
                Usaremos estas masas para rebozar pescado y verduras. Friéndolos en abundante aceite hasta que esté dorados y crujientes

¿Cómo convertir una masa de rebozado en una deliciosos tortitas?


Añadir al a masa anterior un huevo más. 80 gr. de mantequilla y tres cucharadas de levadura. Podemos añadir 100 gr. de azúcar si queremos hacerlas dulces.
Freír a fuego medio en una sartén hasta que salgan burbujas, dar la vuelta y seguir friendo hasta que las tortitas estén doradas.

¿Cómo derivar una masa de rebozado a una masa de creps?


Añadir unos 75 gr. d  mantequilla derretida y 250 ml más de leche a la receta básica, para obtener una textura de crema.. Echar un poco en la sartén para creps, engrasada y freír  a fuego medio hasta que cada lado se dore ligeramente.

De cerveza
Se sustituye el agua por cerveza o un líquido con gas. Se deja reposar 2 horas para que la masa fermente y resulte más ligera. En el momento de utilizarla se añaden las claras montadas a punto de nieve.

Otra rebozado de cerveza
                      Se puede usar esta masa para rebozados de pescado, acompañándolas de unas patatas fritas. Una buena cerveza de malta o cerveza negra, contribuye a dar a la masa un sabor intenso.
              
Proporciones:
§     240 gr. de harina (La cantidad de harina es orientativo ya que dependerá del tipo utilizado)
§     Pellizco de sal
§     1 huevo
§     375 ml de cerveza



 De levadura
Se tamiza la harina con la levadura y se va añadiendo agua tibia hasta que se obtenga una masa suave. Se tapa y se deja reposar durante 20 minutos en un sitio templado. Cuando aparezcan burbujas en la superficie se añade la mantequilla fundida.

Proporciones:
§     100 gr. de harina
§     un pellizco de sal
§     175 gr. de agua
§     2 cucharadas de levadura en polvo
§     ½ cucharada de azúcar
§     15 gr. de mantequilla derretida.

Masa de Tempura Sencilla
Mezclar hasta obtener una consistencia fina.

                Proporciones
·         250 gr.  de maicena
·         375 ml de agua helada


Masa de Tempura Compleja
Mezcle los ingredientes secos en un cuenco. Bata el huevo con el agua, y sin dejar de remover añádalo a los ingredientes secos hasta formar una masa homogénea.

Proporciones
§  50 gr. de harina normal
§  50 gr. de maicena
§  ½ c.s.  levadura en polvo
§  1 huevo batido
§  200 ml de agua helada

Se pueden utilizar estas masas para rebozar verduras, gambas, filetes de pescado, pollo y frutas exóticas..

Masas para freír

Se mezcla en un cuenco vino blanco y aceite frito y un pellizco de sal. Se va añadiendo harina tamizada hasta obtener una masa blanda.  Después se extiende la masa con un rodillo hasta dejarla muy fina, se le da la forma deseada, se rellena si es el caso y se fríe.

Proporciones

§  300 gr. de harina
§  150 ml. de vino blanco
§  50 ml de aceite frito


Uso de las diferentes masas

Fritura sencilla
Rebozar pescado
Clara de huevo
Fruta, carne, pescado y verduras
De cerveza
Mariscos, pescado y verduras
De levadura
Frutas y aros de cebolla
De Tempura
Frutas exóticas



CONSEJOS


·         Freír la masa de las tortitas justo después de batirlas, de otro modo los agentes leudantes se activarán cuando la masa esté en el cuenco y el resultado no será tan ligero y esponjoso como se desea.
·         Los alimentos que se vayan a rebozar deben estar perfectamente secos para que esta se pegue bien. Otra opción para que la masa agarre bien es pasarlos previamente por harina.
·         Cuando se fríe algo en abundante aceite la temperatura es el factor más importante. La temperatura ideal son los 190 ºC (cuando empieza a humear). De esta forma cerraremos bien los poros y evitaremos que el alimento absorba exceso de aceite.
·         Mantenga caliente los alimentos rebozados o las tortitas poniéndolos en el horno moderadamente caliente. En le caso de las tortitas pueden taparse con un paño limpio para evitar que se sequen.
·         No es necesario dejar reposar la masa de rebozado. No obstante, si así lo hace, verá como se espesa. Simplemente tendremos que añadir algo más de líquido para devolver la consistencia adecuada.
·         Colocaremos los alimentos fritos o rebozados en papel absorbente para que escurrir el exceso de grasa sobrante.



A CADA PLATO SU VINO


Siempre recordaré esta frase de uno de mis mejores profesores de Enología, de hecho me será difícil olvidarla ya que durante dos años iniciaba sus clases de esta manera.
“Emparejar, ocupación siempre divertida, se trata de un verdadero placer cuando se trata de casar los alimentos con el vino; cuando se juntan así dos sabores complementarios, la combinación ofrece una delicia gastronómica infinitamente superior a la proporcionan separadamente uno de otro”

                En efecto, una delicia gastronómica sin un amigo fiel como el vino que la acompañe, no será lo mismo. La combinación de ambos elementos es un arte que ofrece un placer superior al que procuran los alimentos por separado. No hay que olvidar que el gusto o el aroma del vino refuerzan –o destrozan si la combinación ha sido desafortunada- el sabor de los alimentos que ingerimos.
Para aprender a casar el vino con la comida, si bien lo más importante –como ocurre con el sexo- es que la combinación resultante no disguste a los consumidores, existen una reglas orientativas que son las que deben utilizarse en caso de duda, porque, además de ser reglas de comportamiento tradicionalmente admitidas, tienen el gusto de coincidir con el gusto de la mayoría.
               
Estos pueden ser algunos consejos de forma general:
·         Los vinos blancos secos resultan más agradables si se toman antes que los tintos
·         Los vinos deben servirse de menos calidad a mejor. Es decir, el mejor vino debe llegar con el queso o con el postre. De la misma forma que el mas joven debe servirse primero y el más añejo el último.
·         Si se sirven en una comida distintos vino del mismo tipo (es decir, todos tintos, rosados o blancos), es conveniente elegirlos de una misma denominación de Origen.
·         Los vinos suaves no se adaptan bien con las carnes rojas. Del mismo modo, los tintos nunca debería servirse con pescados suaves ya que apagarían su sabor.
·         Con el postre debería desaparecer el vino tinto de la mesa.
·         Los vinos bandos secos suelen asociarse con el pescado o el marisco.
·         Los vinos blancos dulces son especiales para acompañar pasteles y frutos azucarados. Deben servirse siempre al final de las comidas ya que cortan el apetito y atrofian las papilas gustativas.
·         Cuanto más fuete sea el plato más fuerte debe ser el vino. De esta forma, la volatería, la ternera y otras carnes ligeras pueden acompañarse rosados o vinos tintos ligeros e incluso en algunos casos de blancos secos. Pero en el caso de carnes sanguinolentas o en salsa requieren tintos con más cuerpo.
·         El vinagre y todo aquello que este sazonado con vinagre, cebolla, curry, ajo o mostaza es difícil de combinar, para estos platos es necesario escoger vinos muy fuertes que sean capaces de dominar el gusto de estos alimentos. De hecho se trata de alimentos muy poco recomendables para acompañar un vino.
·         Los blancos aromáticos son muy adecuados para acompañar el queso y los postres.
·         Los blancos ligeramente dulces sin muy adecuados para acompañar salsas crema.
·         Los vinos blancos licorosos casan bien con el foie.
·         Los rosados combinan con todo, por eso son un buen comodín cuando el menú no está construido por platos muy definidos y es a base de entremeses.
·         El plato que ha sudo guisado, flameado o cocinado con un vino debe servirse con el mismo vino que ha sido utilizado para cocinarlo.


Aperitivos

Antes de que se inventaran los cócteles, el vino era considerado como el mejor aperitivo. Actualmente parece que esta corriente vuelve a estar de moda y se eligen vinos blancos secos para acompañar las recepciones celebradas con un pequeño aperitivo a  base de sabrosos y finos canapés. Excepcionalmente tampoco podría censurarse a nadie que escogiera un rosado para determinados aperitivos mas fuertes: croquetas, empanadas, jamón serrano.... Sin embargo, en mi opinión particular, es sin duda el jerez- fino o amontillado – la mejor elección en una comida en la que se servirán posteriormente vinos de calidad. Este excelentísimo vino andaluz, servido a una temperatura de 8 a 10 ºC, se adapta perfectamente a cualquier tipo de aperitivo por variado o exótico que sea. Se adapta perfectamente a un buen amigo suyo, el paté y el foie, ante el cual se convierte en un formidable deleite gastronómico.
Contrariamente a lo que piensan y hace muchos catalanes, el cava Brut o Brut Nature, es siempre más una bebida de aperitivo que de postre. Por eso es una opción que nunca hay que olvidar, siempre que sea de muy buena calidad y se sirva a una temperatura entre los  6 a 8 ºC.
                Vamos a comentar algunos sencillos ejemplos. Si decidimos preparar un aperitivo a base de marisco, crustáceos y pescados lo mejor sería optar un vino blanco muy seco y ligero (Un Rías Baixas, Txacolí, Ribeiro, Albariño o Rueda). Si queremos enamorar a alguien, no hay que olvidar un Chablis, magnifico acompañante del pan y la mantequilla, aunque si lo que queremos es mostrar carácter la elección es un única, una buena Manzanilla
Si el menú es más casero, a base de tapas, y embutido podemos decantarnos por un amontillado o por un alegre rosado de Yecla, Valencia o Navarra.
Si el aperitivo se decanta por patés, ahumados y quesos, la elección lógica es doble un fino o amontillado o un buen Cava Brut o Brut Nature, más aún si también aparecen frutos secos.
Ante todo recordar, que debemos huir de vinos dulces que cortan el apetito y atrofian las papilas gustativas. Salvo que, sepamos previamente, que la atracción del día no es precisamente la aportación gastronómica.

Los entremeses

Tan importante es la armonía de colores en el arte como en la buena mesa, ya que la armonía de colores determina habitualmente la armonía del gusto y los sabores. Así pues, salvo raras excepciones los entremeses ligeros de color, requerirán igualmente un vino ligero y de color pálido, es decir un blanco o un delicado rosado. Los vinos de los entremeses son casi siempre blancos secos, jóvenes y con brío. Los vinos dotados de una gran aroma serán más recomendados cuando estos entremeses están basados en pescado y marisco. Ideales vinos del Penedés, Alella o Costers del Segre.
Unos entremeses mixtos en los cuales la tonalidad se vuelve más roja, obliga a acompañar de unos rosados o tinto ligeros y jóvenes. Ante esto podríamos elegir un vino de Navarra, Ribera del Duero o un Yecla, aunque yo sin duda me iría por el mejor rosado que se elabora en España, un Ampurdán Costa Brava, muy aromático y ligeramente ácido.
La regla fundamental para elegir un vino para el entremés es bien fácil, debe ser un vino fresco, muy fácil de beber y no demasiado vinculante ni comprometido, en el sentido de que no debe tener excesivo cuerpo. No hay que olvidar que el entremés es una pequeña ración de comida que estimula el apetito y prepara al estómago a recibir sucesivos alimentos. ¡ Nunca debemos mostrar un buen cuerpo, hasta que el personal no esté bien aposentado en la silla, podría excitarse y caerse al suelo!. Un vino con mucho cuerpo podría ocultar las actuaciones posteriores. Particularmente, si me preguntáis, que cuerpo de baile escogería, sin duda, un buen cava Brut Nature, las sensuales, sinuosas y explosivas burbujas, me predisponen a seguir gozando, a la espera de la gran estrella.

Pastas sopas, arroces, legumbres y cremas

Los italianas, siempre maestros en pasta, han defendido durante muchos años que la única opción valida para consumir una buena pasta era el agua mineral. Particularmente, esta opción me parece un insulto y una ofensa al buen gourmet, y que me disculpen los italianos. Yo no pongo en duda que la pasta sea buen con agua, pero el condimento de la pasta creo que es mejor acompañarlo de un buen vino.
De esta forma, arroces y pastas con una base de pescado, creo que es bueno acompañarlo de un vino blanco con cuerpo y bien estructurado, incluso con algo de crianza. En el caso de una base de verduras, el vino debe ser menos importante, basta con un blanco ligero y joven.
Las menestras de verduras, legumbres con incluso algo de carne blanca, son buenas acompañarlas de vinos rosados o tintos jóvenes. Yo seguiría inclinándome por un rosado de Ampurdán o un tino joven de la Rioja Alavesa.
Los Raviolis, canelones y lasañas con base de carne o queso, requieren un vino blanco seco de medio cuerpo, como un Rioja de ligera crianza en madera o también un rosado aromático de Ampurdán o Yecla. Como último recurso también valdría un tino ligero.
 
Cuando la pasta, el arroz o las legumbres acompañan una salsa y carne de caza, no hay que pecar de prudente y buscar un tinto con cuerpo, sin pecar de exagerado, para que nos aguante bien la envestida. En este caso, con un buen primer plato, mejor buscar un buen vino, recio y con cuerpo. El problema lo podemos encontrar en este caso, cuando el segundo sea pescado, con lo cual la mejor solución es modificar el menú y dejar el pescado para otro día, y si no, otra buena solución es invertir el orden. Colocar el pescado como primer plato ligero y la pasta, legumbre o arroz de segundo. Los arroces guisados con pescado, requerirán un vino blanco seco, robusto y envejecido, valdría también un vino abocado, ideal un vino de Alella.
Un buena regla, para estos casos, es tener presente que la combinación del vino para cada plato está subordinada también al plato que se servirá a continuación, porque debemos intentar un todo armónico. Hay que tener en cuenta que durante la comida irá disminuyendo la capacidad sensorial del comensal, de hay que tanto los vinos como las comidas que se sirven primero deberán ser ligeros, para ir paralelamente aumentando su fuerza.
Por lo tanto, para sopas y cremas son válidos vinos blancos secos, tipo Alella, la Mancha o Rueda. En el caso de ser frías, no estaría tampoco mal acompañarlos de un Ribeiro o un Albariño. En caso de ser sopas o cremas de gustos fuertes (Gazpacho, ajoblanco, espárragos, etc.), podemos recurrir al siempre acertado vino de jerez.
En caso de pasta con bases lácteas, la elección es bien sencilla un vino de variedad Chardonnay, particularmente un Costers del Segre o un Somontano. Si la pasta aparece con tomate, pesto o quesos fuertes mejor sería buscar un rosado con un poco de cuerpo, un Terra Alta, Conca de Barberá, Jumilla, Alicante o Rioja.
               

Las Ensaladas

En realidad las ensaladas no ligan con ningún vino, ya que tanto el vinagre como el limón, siempre presentes en una ensalada no ligan bien con ningún vino., ya que apagan su sabor. La mejor opción en la mayoría de los casos es decantarse por el agua. Sin embargo cuando la ensalada está constituida por queso, jamón, pollo, etc., entonces si podemos hacer un acercamiento al vino.  Siempre y cuando se trate de un vino no demasiado vinculante.
A menudo las ensaladas se sirven como complemento a un plato principal. Con lo cual el vino de referencia deberá buscarse en función del plato o elemento principal.
Ante la duda, mi recomendación es bien sencilla, el mismo Cava Brut que hemos degustado en el aperitivo o un rosado alegre y joven puede resultar un buen comodín.

Las verduras

En general el vino tampoco simpatiza bien con las verduras. El ajo, la cebolla, las alcachofas, el pepino, etc., dificultan la cata del vino. Por eso, no es una buena recomendación descorchar una buena botella de vino cuando ellos estén presentes
En el caso de crema y puré es aconsejable un vino blanco con cuerpo, en el caso de verduras enteras, quizás me decantaría por un vino tinto ligero.
En el caso de menestras, combinaciones de verduras, legumbres y algo de carne de cerdo, quizás un tinto con algo de crianza o un clarete, seguramente un Rioja en cualquiera de los casos me sería muy válido.
En el caso de que las verduras acompañen quesos fuertes o salsas fuertes, éstas serán quienes me indiquen la combinación.

Los vinos para carnes, aves y pescados.

Por regla general, apartados los aperitivos, entremeses, sopas, ensaladas y platos a base de pescado, es cuando surge la carne y el vino tinto aparece en la mesa. Por lo tanto la complicación no radica en el vino tinto en sí, sino que tipo de vino tinto será la elección más correcta., teniendo en cuenta la intensidad de los sabores y actuando en consecuencia. No hay que olvidar, que cuanto más fuerte sea el plato, más fuerte debe ser el vino.

 Aves y carnes

Con las aves, especialmente si se acompaña de salsas suaves o bien si ha sido hervida, serán necesarios vinos claros, que se beban fácilmente. Elegantes, frescos y suaves, como una mujer. Podemos decantarnos por uno de La Mancha, Valdepeñas, Valencia, incluso si nos arriesgamos, un Penedés. Aunque podéis ir a lo Seguro, un Rioja Alavesa o una variedad Noble del Somontano.
No obstante, con las aves y la carne de ternera, siempre que se acompañen de salsas suaves,  y delicadas, podemos acompañar de un vino blanco o un rosado ligero, quizás un Alicante, Ampurdán o Yecla.

 En cuanto a la carne de cerdo, aunque hay personas que recomiendan o prefieren blancos, yo particularmente debido a que suelen ser preparaciones grasientas, recomendaría un tinto con cuerpo, muy seco y de mucha capa, que pueda destacar sobre la persistencia y el sabor corpulento de dicha carne. En estos casos, mi decisión inamovible. Un tinto de Cariñena, cálido, redondo y algo astringente, acompañante ideal de los asados de cerdo. Tengo otras opciones, buscar un vino De Toro o un Priorato, tampoco es mala combinación.
Tanto cordero como cochinillo también tienen una fácil elección, un buen Jumilla.
Las aves con grasas (Pato, oca, etc) o las carnes rojas, requieren el mejor de los vinos, tinto de calidad y bien estructurado, hay varias opciones, Utiel-Requena, campo de Borja o Somontano, y como no dos grandes seguros, Ribera del Duero y Rioja. Yo, particularmente, un Ribera del Duero o un Valladolid.
La carne a la parrilla y los estofados en general requieren habitualmente un tinto de Navarra, aunque valdría un Rioja de no más de dos años de crianza.
Para que la combinación de la comida con el vino sea un éxito, la escala de calidad de la carne y de consistencia de la salsa que la acompaña deben estar en consonancia con la calidad el vino. Las carnes muy ricas y que han sido ampliamente aderezadas requieren vinos con cuerpo, envejecidos de forma adecuada.
Capitulo aparte merecen las carnes de caza, en su distinciones: caza mayor y caza menor. Se trata no solo de una distinción animal, sino también una distinción sensorial. Una vez mas es necesario adaptar la intensidad del plato a la estructura del vino. Siempre grandes vinos tinto en ambas categorías, reservando los mejores para la caza mayor y la menor más sabrosa. Sin embargo, esta recomendación requiere más precisiones, no es lo mismo el vino para una codorniz  que para un faisán asado.
Habitualmente en la caza menor, distinguiremos tres subcategorías: las codornices requerirían un vino medianamente envejecido.; las perdices un vino más envejecido con un aroma más intenso y un gusto más firme y por último el faisán, el pavo y el pato, un vino bien envejecido, de textura consistente y robusta.
Para la caza mayor, se reservan los vinos aristocráticos con un finísimo bouquet. Unicamente vinos de Reserva y añadas especiales. Si me he de decantar, un Valbuena o Vega Sicilia 3º ò 5º año, un Jean Leon o Gran Coronas Mas la Plana Etiqueta Negra 3º año o por Un De Muller o Scala Dei 3º o 5 año

Pescados

Una de las principales reglas del buen gusto a la hora de combinar platos y vino, es la siguiente, con el pescado, vino blanco. Se trata de una larga tradición que se remonta a tiempos remotos, y no seré yo quien la desmienta.
La selección del vino blanco dependerá de la calidad del pescado que se vaya a comer y la de técnica de cocción del pescado. Hay una tendencia a utilizar exclusivamente vinos blancos secos, cosa que no permite disfrutar una amplia variedad de vinos blancos. Teniendo en cuanta, que los vinos dulces y licorosos solo acompañan el pescado en rarísmas ocasiones.
De entrada, el pescado necesita un distinto tipo de vino según sea de agua dulce o agua salada. Los pescados de agua dulce suelen ser más delicados, por lo que necesitan un vino blanco seco, aunque no exageradamente. Podemos acudir a vinos perfumados ligeros incluso con algo de aguja, un Albariño, un Ribeiro, un Costers del Segre, un Rueda o un Alella. Incluso podemos acompañar con un cava Brut o seco.
                Los pescados de agua salada suelen buscar vinos más envejecidos y con cuerpo.
A pesar de todo, siempre hay excepciones, podemos guiarnos por el color de la salsa para saber si es más recomendable un rosado o un tinto ligero. Particularmente los pescado fritos o acompañados con jamón, suelo recomendar vinos tinto ligero o rosados con algo de cuerpo., un Jumilla o un Campo de Borja.
Las calderetas en todas sus variaciones no son malas amigas de los tintos ligeros, como un Ampurdan o un Alicante.
Los pescados acompañados de salsas de color blanco o amarilla se asociaran con vinos blancos jóvenes y de poca graduación alcohólica. En el caso de salsas de color más encarnado, debemos utilizar vinos más envejecidos, de mayor graduación y no muy perfumados. Aunque como he dicho antes no es mala opción rosado o tinto, dependiendo de la agresividad de la salsa.
Cualquier pescado guisado con un vino especifico, deberá acompañarse del mismo vino. Y recordar que cualquier tipo de pescado graso, admite potencialmente un vino rosado o tino ligero

Mariscos y crustáceos

Los mariscos y crustáceos forman un capítulo aparte. Normalmente los vinos de más calidad que ofrecen una gran gama de sabores delicados y que se consideran de carácter aristocrático suelen presentarse para acompañar este tipo de manjares más finos y delicados. Solo los mejores vinos blancos son dignos de platos como langosta, otras, centollos u otros frutos del mar del mismo estilo.. Deben ser vinos equilibrados, ni muy ligeros ni de muy alta graduación alcohólica.
Los mariscos y crustáceos tomados de forma sencilla requerirán un vino ligeramente abocado o un blanco perfumado, mientras que los mariscos y crustáceos cocinados requieren un vino blanco aromático más robusto.

Los vinos para quesos y postres

Saber colocar en el orden correcto los vinos que acompañan el menú es una de las reglas básicas del arte de la buena mesa. Las sensaciones que se sobreponen llegan a obstaculizarse unas con otras y a anularse recíprocamente. Por ello lo que siempre debemos intentar es que se revaloricen y se refuercen unas con otras. Naturalmente, no solo hay que pensar en el vino que va en cada plato sino como el conjunto combinará en el plato siguiente. Otro problema, todavía más serio en como combinará el vino y el queso.
Antes que nada hay que distinguir claramente entre los diferentes tipos de queso. Se puede realizar una clasificación a partir de la materia grasa que contienen. Se denominan dobles grasos aquellos que contienen más de un 60% de materia grasa, los extragrasos son aquellos que contienen un mínimo de 45%, los grasos un 40%, los semigrasos entre 20 y 4% y los magros menos de un 20%.
                Es también importante conocer la región de donde provienen, para seguir un criterio regional en la elección. Muchos queso encuentran su pareja en vinos de la misma procedencia.
Los quesos pueden ser frescos, dulces, de sabor poco pronunciado, de sabor pronunciados, picantes. En teoría para cada unos de estos sabores debemos encontrar un vino adecuado.. El problema puede surgir cuando preparamos un bandeja de quesos, en tal caso debemos intentar conjugar quesos muy diversos o no pasar de uno a otro inmediatamente.
Algunas veces un queso se sirve como entremés, en otras se convierte en un elemento fundamental del plato. La escala de intensidad de los gustos y de los aromas determinará la elección del vino.. En principio los mejores maridajes se obtiene con queso y vino tinto.. Sin embargo si el queso es de textura blanda o tiene un sabor ligeramente dulce, entonces preferirá un blanco no muy vinculante y más bien suave, de graduación moderada, que se beba fácilmente y pueda acariciar el paladar. Idea un blanco Parellada del Penedes a unos 7 ºC. Los quesos de textura blanda pero de más sabor y materia grasa, pueden acompañarse de vinos blancos de más cuerpo y carácter, podemos buscar un Rioja de crianza, un Alella, Valdepeñas o Rueda. Sin embargo, aquí podíamos extenderemos a vinos rosados o tintos dependiendo de que sean más o menos picantes o más o menos blandos.
Un rosado suave de Valencia o Ribera del Duero podía ser una buena elección para los quesos blandos con cierta potencia de picante. Los quesos azules deben acompañarse de un Moscatel o un Montilla Moriles


Postres

En muchas casas se mantiene la arraigada costumbre de que con los postres aparezca el Cava. Este hábito se debe a que hace algún tiempo no existiendo la moda de los vinos secos o muy secos, casi todos los vinos espumosos eran dulces o semidulces. Este tipo de espumoso combinaba perfectamente con hojaldres, cremas y natas. Ya que todos estos gustos han cambiado, hay que estar perfectamente atento a no combinar estos espumosos Brut o Brut natura con postres dulces.. Para estos postres sólo son válidos los cavas licorosos, dulces o semidulces.
Unos de los vinos más apropiados para los postres son los Moscateles, siempre que hayan sido elaborados sin añadir azúcar artificialmente, ya que entonces adquieren un sabor dulce empalagoso que agrada muy poco al paladar. España elabora Moscateles de máxima calidad como son los de Sitges, Valencia, Jerez y Málaga.
Con el postre debe desaparecer el vino tinto de la mesa y aparecer los vinos dulces y licorosos. Con la pastelería normal o dulces tradicionales está bien limitarse a moscateles de una graduación alcohólica moderada. Con postres dulces más elaborados, prestigios y comprometidos debemos pasarnos a vinos licorosos, que son de una graduación más elevada.. Es necesario recordar que no es obligatorio acompañar los postres dulces de vinos dulces. Una acumulación de gustos dulces pueden resultar muy fastidiosa y perjudicar la digestión.
Con las frutas confitadas o frutos secos o requesones podemos acompañar de vinos licorosos o generosos secos, tipo Pedro Ximenez, olorosos o Tarragona Clásico. Podemos también optar por un oporto siempre que sea de calidad. Recordar no obstante que los vinos finos y olorosos se sirven fríos mientras que los dulces los serviremos a temperatura ambiente.
Algunos postres no son compatibles con el vino. Debemos descartar el vino cuando un postre lleva como elemento fundamental el chocolate, el café o los cítricos. En el caso de chocolate o café es mejor optar por un aguardiente y en el caso de cítricos iremos por un cava Brut o Brut Nature. Con la fruta carnosa si puede aparecer sin problemas el vino. Los frutos secos ideal acompañarlos de un Moscatel.